Qué es el Etnocentrismo

Etnocentrismo: qué es, sus causas y características

Veamos las características del etnocentrismo, un fenómeno estudiado por las ciencias sociales.

A casi nadie le gustaría admitir que ha heredado una mala cultura, pero la mayoría diría que su cultura es sin duda la mejor. Qué curioso es que el 99% de la población mundial haya tenido la suerte de nacer en el mejor lugar del mundo.

El etnocentrismo es la creencia de que la propia cultura es el principal punto de referencia para juzgar las cosas. De hecho, es juzgar a otras culturas en base a los estereotipos, creencias y puntos de vista que nos han impuesto desde que tenemos uso de razón.

A continuación, profundicemos en este concepto, comprendamos sus causas y efectos, y contrastémoslo con la idea del relativismo cultural.

Qué es el Etnocentrismo

¿Qué es el etnocentrismo?

El etnocentrismo, en su sentido más estricto, es la tendencia de una persona o un grupo humano a interpretar la realidad en función de sus propios parámetros culturales.

Normalmente esta práctica está relacionada con el prejuicio de que la propia etnia y todas sus características culturales son superiores a las características étnicas de los demás. En otras palabras, una persona valora más su propia cultura que la de los demás y utiliza las normas de su propia cultura para juzgar la de los demás.

A efectos prácticos, el etnocentrismo es un valor universal. En cualquier cultura en general y en cualquier persona en particular, se pueden observar creencias que exaltan al grupo y demonizan o al menos desprestigian a las culturas extranjeras, que es también el punto de demarcación entre la cultura propia y la extranjera (por ejemplo, cultura catalana vs. cultura castellana, cultura española vs. cultura francesa, cultura europea vs. cultura africana…). Esto se debe a que casi todo el mundo tiende a pensar que ha nacido en la mejor cultura.

Esta creencia puede tener todo tipo de consecuencias. Las más «suaves» implicarían no preocuparse por conocer tradiciones extranjeras o no correr el riesgo de probar la gastronomía de otros países, por considerarla demasiado exótica y peligrosa para su salud. Sin embargo, el etnocentrismo se ha asociado a lo largo de la historia con consecuencias más graves como el racismo, la xenofobia y la intolerancia étnica y religiosa, aunque no necesariamente.

Causas

Hay muchas investigaciones, tanto en antropología como en ciencias sociales, que señalan que el etnocentrismo es un patrón aprendido de comportamiento y pensamiento. Se dice que la creencia de considerar otras culturas como peores o incluso inferiores la adquiere el individuo a medida que se desarrolla en su contexto cultural de origen.

Hay que entender que ningún individuo, por mucho que se esfuerce, está separado de su cultura. Sea cual sea la cultura, ésta impregnará las características del individuo, especialmente su personalidad, su historia individual y sus conocimientos. En general, a medida que el individuo envejece y establece más relaciones con los demás miembros del grupo final, mostrará mayor lealtad hacia ellos y será más fiel a las normas impuestas por la sociedad.

Al mismo tiempo, el etnocentrismo tiene un importante componente transgeneracional, es decir, se transmite de generación en generación. Los estereotipos y las visiones del mundo, por muy falsos o exagerados que sean, se refuerzan y alimentan con el tiempo, se heredan de padres a hijos e incluso se convierten en una parte importante de la propia cultura.

De hecho, una parte importante de la cultura puede basarse en la devaluación de otras culturas. Esto se puede observar en muchas lenguas que utilizan expresiones basadas en estereotipos, como sería el caso del español con expresiones como «hacer el indio», «engañar como a un chino», «trabajar como un negro», «hacerse el sueco» o «ser más foto que de Lepe», por citar algunas.

Dos teorías surgieron del campo de la psicología social como posibles explicaciones del fenómeno.

En primer lugar, está la teoría de la identidad social. Sugiere que las creencias etnocéntricas están causadas por una fuerte identificación con la propia cultura, creando una imagen positiva e idealizada de la misma. Para mantener esta imagen positiva, las personas tienden a hacer comparaciones sociales con otros grupos étnicos, como si se tratara de una competición, y los ven desde una perspectiva más crítica y peyorativa.

Por otro lado, está la Teoría del Conflicto Realista, que supone que el etnocentrismo está causado por la percepción o experiencia de un conflicto real entre dos o más grupos étnicos. Esto ocurre cuando un grupo culturalmente dominante ve a los nuevos miembros pertenecientes a una cultura extranjera como una amenaza.

Efectos

A primera vista, el etnocentrismo parece una tendencia con consecuencias negativas. Esto es cierto en la medida en que la suposición de que otras culturas son inferiores a la propia puede conducir a acciones destinadas a eliminar al grupo exótico. Al fin y al cabo, son las visiones etnocéntricas las responsables de las grandes desgracias de la humanidad, como el Holocausto, las Cruzadas o la expulsión de los nativos americanos de sus tierras. En todos estos acontecimientos, el grupo cultural dominante ha destacado negativamente las características culturales de los demás, justificando así la limpieza étnica.

Por sorprendente que parezca, el etnocentrismo también puede tener consecuencias positivas, ya que actúa como mecanismo de defensa para mantener la propia cultura. Un ejemplo de ello es no tolerar tradiciones y lenguas ajenas al territorio, ya que ello podría suponer un proceso de sustitución cultural y eventual eliminación de la cultura anterior.

De hecho, también se ha evitado la creación de una cultura mundial única debido a las ideas etnocéntricas, independientemente del continente. Desde la globalización del mundo, muchas culturas han acabado por desaparecer, principalmente por querer adoptar un patrón de comportamiento homogéneo a nivel mundial. En respuesta a la globalización y a la creación de una cultura, las diferentes culturas del mundo han comenzado a cultivar ideas etnocéntricas, hasta el punto de escudarse en la idea de que su cultura es la mejor para continuar incluso con la más pequeña de ellas.

Etnocentrismo y relativismo cultural

La antropología ha tratado de estudiar todas las culturas del mundo con la mayor objetividad posible. Por ello, esta ciencia ha luchado contra la visión etnocéntrica, porque no se puede estudiar una cultura y todo lo relacionado con ella, considerándola como algo inferior o más primitivo. Además, dado que es habitual que el antropólogo utilice la observación participativa para conocer mejor una cultura, un prejuicio etnocéntrico obstaculizaría su estudio y le impediría saber más sobre el grupo étnico en cuestión.

Sin embargo, como ya hemos comentado, el comportamiento etnocéntrico, no racista o xenófobo es una norma universal. Todo el mundo exhibe este prejuicio en mayor o menor grado, no escapando al pensamiento de que su cultura de origen es mejor y la de los demás es ajena. Es difícil ser europeo y no ver las culturas de otros continentes como más primitivas y salvajes o, por el contrario, es difícil ser japonés y no ver a los europeos como más sucios y desagradables.

A la idea de etnocentrismo se opone el relativismo cultural, su concepción más opuesta. Esta corriente, entendida más bien como una forma antropológica propia de hacer las cosas, implica aceptar la idea de que ninguna cultura debe ser juzgada por los estándares de otra. Por ejemplo, no podemos juzgar las culturas tribales africanas desde un punto de vista europeo, occidental, blanco y cristiano, porque la otra cultura siempre acabará «perdiendo».

Sin embargo, quien acepta plenamente los rasgos culturales del grupo étnico estudiado corre el riesgo de aceptar un comportamiento que, independientemente de la cultura de la que proceda, es inaceptable en la medida en que viola los derechos humanos, la libertad individual y la ética. Siendo extremadamente relativistas culturales, podríamos, por ejemplo, justificar la lapidación en los países islámicos («es su tradición»), las corridas de toros («el arte es algo muy relativo») o la circuncisión femenina («es su cultura y debemos respetarla»).

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